lunes, 5 de abril de 2010

QUÉ PREFIERES, DECIDIR BIEN O ACERTAR?

Hola a todos,
lo primero es lo primero: espero que todos estemos de vuelta con las pilas cargadas y dispuestos a todo; por mi parte, arranco el trimestre con muchas ganas! 
Una de las cosas que he hecho ésta semana santa es devorar "Iceberg a la vista", de MIguel A. Ariño y Pablo Maella.
El libro ofrece algunas pautas básicas para la valoración de decisiones complejas, siguiendo como ejemplo de todas ellas la historia por todos conocida del hundimiento del Titanic; y es que en pocas ocasiones como ésta se puso tan de relieve una secuencia tan desafortunada de decisiones.
Finalmente, los autores dan 10 pincipios básicos a tener en cuenta a la hora de tomar decisiones, que me atrevería a resumir escuetamente en cuatro (sin ningún tipo de ánimo de intentar "convalidar" la lectura del libro, Dios me libre):
- Definición del objetivo: qué es lo que se pretende conseguir con la decisión; la valoración de objetivos tiene que ser realista, alcanzable y lo más objetiva posible en cuanto a los posibles problemas para alcanzarlo, además de identificar cuáles son imprescindibles y cuáles secundarios o subordinados a los primeros.
- Creatividad en generación de alternativas: hay que dar todas las alternativas posibles sobre la decisión a adoptar, tratando de ser lo más creativo posible, y sin descartar ninguna alternativa a la hora de su propuesta. Éste concepto me gustó especialmente, la separación del proceso de generación de alternativas de su valoración.
- Valoración de las alternativas: ponderación del valor añadido de la alternativa en términos de su efectividad a la hora de alcanzar los objetivos y su repercusión a corto, medio y largo plazo sobre mí, y sobre las personas que me rodean.
- Ejecución: dentro del proceso de toma de decisiones hay que pensar cómo vamos a ejecutarla: a quién tenemos que convencer, cómo vamos a articular la decisión adoptada, etc.
Pero sobre todo, me gustó porque parte de la premisa de que debemos preocuparnos en decidir bien, aunque no acertemos; citando el propio libro:
"Decidir bien no es lo mismo que acertar. A veces, uno decide bien, pero las circunstancias imprevisibles hacen que las cosas salgan mal. Se puede decidir bien y no acertara menudo en nuestras clases realizamos una prueba para explicar este hecho, ofrecemos a un grupo de personas a participar en un juego. El juego consiste en extraer una bola de una urna. Si la bola es blanca recibe 100 euros y si es negra tienen que pagar un euro. Además le informamos que en la urna hay 99 bolas blancas y una negra (cosa que se puede comprobar). Después les preguntamos cuántos de ellos aceptarían participar. Evidentemente todos aceptan la propuesta. Una mano inocente extrae una bola y resulta ser negra. ¿Han decidido bien o han decidido mal? Evidentemente todos han decidido bien. Si la bola ha salido negra y han perdido un euro es exclusivamente por mala suerte, no porque hubiera tomado una mala decisión. De hecho todos aceptan jugar una segunda vez.
Podemos decir que las decisiones pueden ser correctas o incorrectas en función de cómo se decidió y que pueden ser favorables o desfavorables en función de sus resultados."
Y es que en los tiempos que corren, en los que muchas veces buscamos resultados cortoplacistas para salvar determinadas situaciones, no estamos cayendo muchas veces en la tentación de intentar acertar aunque toda la información apunta a que la decisión debe ser otra? no estamos confiando demasiado en el azar con la esperanza de huir hacia adelante? o no?, o, vosotros qué pensáis?
En cualquier caso, me gustó, y recomiendo su lectura.
Saludos,
Pepe Moral Moreno

5 comentarios:

  1. Hola Pepe:

    Creo que decidir bien es más complejo que acertar, pero si decides bien es más dificil que no aciertes, Muchas veces aciertas sin saber por qué y fallas aun habiendo decidido bien. Pero puestos a elegir me quedo con decidir bien. Me parece como más justo.

    Un abrazo

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  2. Qué tal, Fernando?
    gracias por tu comentario; la verdad es que la duda es cómo decir: qué prefieres: jugar bien o ganar?
    Lo cierto es que jugando bien se maximizan las probabilidades de ganar; acertar puede ser una cuestión de suerte, pero totalmente insostenible en el tiempo.
    Gracias por pasarte y un abrazo,
    Pepe

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  3. Realmente muchas veces nos cuesta tomar decisiones por miedo a que los resultados no sean los que esperamos.
    Me gustó el artículo.
    Un saludo

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  4. Ya sabes que, como nos recuerdan constantemente, a los directivos no les pagan por acertar, sino por tomar decisiones.

    Ahora, como te equivoques dos veces seguidas, por muy valiente que hayas sido...

    Un saludo Pepe, y otro para Correos

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  5. Buenos (pero un poco pachucho) días:
    @Carlos
    gracias por pasarte por aquí, Carlos; es verdad lo que cuentas, pero precisamente de éso se trata, de intentar contar con una metodología para valorar y ponderar las consecuencias o resultados de las decisiones, de manera que se minimice el riesgo, y el miedo.
    Gracias por tu comentario, y vete pensando dónde nos vamos a tomar las cañas hoy.
    @Manuel
    Qué tal, compañero? cada vez pienso más que no se trata de un tema de valentía, sino de haber ponderado adecuadamente los riesgos; si no lo tienes claro, no hay que meterse. Por otra parte, tienes razón, y en éste país se tolera muy poco los desaciertos, sin observar las circunstancias de los mismos.
    gracias otra vez por tu comentario.
    Saludos,
    Pepe Moral

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